miércoles, 21 de febrero de 2018

RELEXION: LA CAJA DE HUEVO





Algunos chicos se habían empezado a dar cuenta que Jorge era diferente. “Quizá debiera haber insistido más con los padres, para que lo enviaran a una escuela especial” pensó la maestra para sí misma.
“Para la próxima clase” dijo la maestra a los chicos del tercer grado, “por favor, traigan en una caja de huevos, algo que represente a la Pascua”.
Al día siguiente, los alumnos llevaron las cajitas de cartón y las dejaron en el escritorio de la maestra. Cuando las acomodaron, ella les dijo que no hacía falta saber quien había traído cada cosa. Secretamente, buscaba proteger a Jorge, quien podría haber estado limitado en la tarea.
Abrió la primera caja. Y salió una mariposa! “Esa es mía!” gritó María. “¡Qué buena idea!” dijo la maestra, ante la carita feliz de la alumna.
“Que hay en la segunda caja?” Era una pequeña piedra recubierta de musgo. “Esa es mía”, dijo Tomás. “Sí, el musgo representa nueva vida” dijo ella, “muy original, Tomás”.
La tercera caja estaba vacía. La dio vuelta y la sacudió. Algunos alumnos se reían. Ella buscó la siguiente, pero Jorge la interrumpió, diciendo “Es mía, es mía!”.
“Si, Jorge, gracias. Pero está vacía…”
“Si, dijo él, el día de Pascua la tumba estaba vacía, y eso nos dió una vida nueva a todos nosotros”.
Unas semanas después Jorge murió repentinamente, de un tumor cerebral.

En su ataúd, sus compañeros de clase pusieron veinte cajitas, todas vacías, recordando así como Jorge había entendido el significado de la verdadera Vida.!

Juan 11:25,26
Le dijo Jesús: Yo soy la resurección y la vida, el que cree en mi, aunque este muerto vivirá.
ANIMO!!

NO ES EL. .. NO ES ELLA .. QUIEN TIENE QUE CAMBAR, ERES TU !!

Si algo te molesta, si alguien te molesta, cierra tus ojos y repítete a ti mismo “no eres tú, soy yo”.
En la terapia a pareja es muy común escuchar a ambos quejarse de lo que el otro debería cambiar, pensando que si el otro cambia, la relación funcionaría mejor. Es muy raro escuchar: “Si yo cambiara este rasgo ó actitud en mí, la relación funcionaría mucho mejor.” Es más fácil exigir que el otro cambie, que estar en la disposición de cambiar.




Toda relación, especialmente la relación padre-hijo, de amistad, de pareja, nos ofrece retos. Es imposible estar de acuerdo en todo, y lo que normalmente tendemos a hacer es tratar de cambiar al otro, pero esto muestra precisamente una limitante personal en nuestra capacidad de aceptar y amar incondicionalmente a nosotros mismos y al otro.
“Es que tú me dijiste” “es que tú no hiciste” “es que si tú cambiaras” “fue tu culpa” “me desesperas” “me sacas de quicio” etc. etc. etc. Estas son solo algunas de las inagotables frases que los seres humanos usamos de forma constante para evadir nuestra responsabilidad y depositar en el otro lo que realmente es nuestro.
Esta increíble tendencia que poseemos de poner afuera lo que es de adentro, está terminando con nuestras relaciones, nuestras familias y por consiguiente, con nuestra sociedad. Siempre prestos a la crítica, al comentario, al juicio, al señalamiento, sin darnos cuenta que cuando mi dedo te apunta a ti, son tres los que están apuntando hacia mí.

Hoy quiero invitarte a reflexionar en cuántas cosas has atribuido a tu pareja, a tus hijos, a tus compañeros, a tus amigos, cuando realmente son aspectos que debes trabajar en ti. Desde tiempos antiguos los pioneros del psicoanálisis ya hablaban de esto, refiriéndose al mecanismo de la proyección, que no es otra cosa, que colocar en el otro lo que en realidad es una imagen de lo que hay en mí. El infiel cela a su pareja; el mentiroso no admite el engaño; el de bajo autoncepto presume superioridad, y así nos la pasamos desplazando hacia nuestros semejantes las más oscuras sombras que cargamos en nuestra vida.


Cada que sientas un malestar hacia una persona y/o sus actitudes, en lugar de juzgarla, en lugar de exasperarte, e incluso, en lugar de alejarte, pregúntate ¿por qué esa persona me está generando esto? ¿qué hay en mí que no quiero reconocer y este ser me lo está haciendo visible? ¿por qué no le tolero? o ¿qué es lo que no soporto en mí y lo estoy viendo en él?
A esto era a lo que se refería Jesús cuando otrora dijera:
“¿Por qué te pones a mirar la astilla que tiene tu hermano en el ojo, y no te fijas en el tronco que tú tienes en el tuyo? Y si tú tienes un tronco en tu propio ojo, ¿cómo puedes decirle a tu hermano: déjame sacarte la astilla que tienes en el ojo? Mt 7, 4-5

Mira por tanto hacia adentro y no mires más hacia afuera. Invierte tu tiempo en trabajar en ti, en hacer una versión mejorada de ti mismo, y pide a Dios por aquellos que te rodean, sea tu esposo, sean tus hijos, sean tus compañeros o ese jefe molesto que crees no soportar más, para que ellos también un día puedan llegar al reconocimiento de sus propios troncos. Pero tú, hazte cargo de lo tuyo. 

ANIMO!!

martes, 20 de febrero de 2018

Los diez mandamientos para tener paz en la familia



1.Ten fe y vive la Palabra de Dios, amando a tu familia como a ti mismo.
2. Ámate y confía en ti mismo, en tu familia y ayuda a crear un ambiente de amor y paz a tu alrededor.
3. Reserva momentos para jugar y divertirte con tu familia, pues el niño aprende jugando, y la diversión aproxima a las personas.
4. Educa a tu hijo en la conversación, en el cariño y el apoyo. Ten cuidado: quien pega para enseñar está enseñando a pegar.




5. Participa con tu familia de la vida de comunidad, evitando las malas compañías y las diversiones que incentivan la violencia.
6. Procura resolver los problemas con calma y aprende con las situaciones difíciles, buscando en todo el lado positivo.
7. Comparte tus sentimientos con sinceridad, diciendo lo que piensas y escuchando los que los demás quieren decir.
8. Respeta a las personas que piensan diferente de ti, pues las diferencias son una verdadera riqueza para cada uno y para el grupo.
9. Da buen ejemplo, pues la mejor palabra es nuestra forma de ser.

10. Pide disculpas cuando ofendas a alguien y perdona de corazón cuando te sientas ofendido, pues el perdón es el mayor gesto de amor que podemos demostrar.